Cuando se inicia un emprendimiento es importante que sus socios y empleados sean “buena gente”. Con esto, nos referimos a que las personas que seleccione para que integren su proyecto sean además competentes en el “métier”, individuos que compartan sus mismos valores morales y éticos.
No obstante, muchas veces se privilegia este último eje y entonces, se invita a amigos y colegas sólo con el antecedente de que se han portado maravillosamente con nosotros. Este puede ser el comienzo de una serie de eventos desafortunados.
Cualquier incorporación de un individuo al emprendimiento (como colaborador, empleado o socio) debe basarse en el mayor agrado y en el valor que generará en el corto, mediano y largo plazo. No es suficiente que ambos aporten la misma cantidad de dinero, sus antecedentes en el campo y su preparación profesional son muy importantes. Así, cualquiera podría convertirse en socio. Del mismo modo, si se sabe que un amigo es confiable para un negocio será pertinente enfocar la atención en su experiencia y realizar una proyección de los beneficios que podrá aportar a la nueva empresa.
Y esta expresión es literal. Muchas veces contratar a alguien querido con la intención de apoyarlo económicamente puede ser contraproducente y comprometer el éxito del proyecto. Para ello, es preferible invertir en mecanismos de control interno o en una auditoria eficiente que revelen si los objetivos del proyecto se están cumpliendo.
Una encuesta indica la frecuencia del surgimiento de problemas entre amigos que se convierten en socios:
“A veces”—–62 por ciento
“Siempre”—-34 por ciento
“Nunca”——-4 por ciento
Tirar para el mismo lado
Nada impide que su amigo o colega sea su socio, pero antes de convocarlo son recomendables las siguientes consideraciones:
√ Tener la misma visión del proyecto. Es incompatible que uno sueñe con proyección internacional y el otro no quiera salir de su ciudad. Por ello, un buen ejercicio es, cada 3 meses, aislarse durante todo un día y discutir la visión de la empresa. Esto evitará que cada uno tenga su propia visión.
√ Tener el mismo ritmo y compromiso: no es justo que uno de ustedes “sacrifique todo lo sacrificable” como tiempo con sus amigos y familia mientras que el otro tenga otras preferencias. No queremos decir que esté mal pasar tiempo con los seres queridos, pero el ritmo será distinto y, a la larga, generará problemas.
√ Complementos. Como el Yin y el Yang. Siempre existen fortalezas y debilidades. Entonces, es muy importante que su socio sea fuerte en aquello en que usted no lo es: personalidad, sensibilidad o aptitudes profesionales.
En este sentido, hay 2 modelos de empresa: equipos de básquet o fútbol. El básquet se parece más a un deporte individual que se juega en equipo; en cambio, el fútbol es un deporte de equipo total, donde hay atacantes, defensores, medios. ¿A qué prefiere jugar?