Las competencias se basan en los conocimientos (saber), habilidades y destrezas (hacer) y actitudes y valores (ser), que han de ser desarrolladas por el individuo en ciertos campos específicos, un ejemplo, yo sé jugar futbol, pero no tengo las destrezas, ni el entrenamiento ni los conocimientos del área, por lo cual, a pesar de poder incluso jugar relativamente bien el fútbol entre mis amigos, puedo no tener la competencia.
O un ejemplo más fácil, es el mi esposa que no sabe nadar, pero si la empujara a la piscina, ella tiene la habilidad suficiente de chapotear, flotar, y hasta llegar a la orilla, pero eso no quiere decir que tiene la competencia en natación.
La integración en elementos de un conjunto de conocimientos, habilidades, destrezas, actitudes y valores expresados en términos de lo que se debe conocer (aspectos conceptuales), lo que se debe hacer (aspectos procedimentales) y lo que se debe ser (aspectos actitudinales), para el desempeño reflexivo, responsable y eficiente del área específica para ser exitoso en el desarrollo de un emprendimiento.
Por ello, hacemos una lista de 10 competencia que debe desarrollar o mejorar el emprendedor para lograr el éxito:
El inicio de cualquier emprendimiento, se basa en poder ver un problema o una forma de resolver una necesidad diferente a la actual, basado en una capacidad crítica de la realidad, es decir en no estar a gusto con la forma de hacer algo, y tratar de cambiarla.
La capacidad del emprendedor (o la visión inicial de este), es pues la insatisfacción permanente que busca el cambio, aunque, la forma en la cual va a basarse debe darle una nueva manera de resolverlo, por ello, es necesaria la creatividad, o una forma de pensar en soluciones alternativas que actualmente no se esté aplicando.
Ambas capacidades deben ir de la mano, para llegar a una idea de negocio exitosa, y por supuesto, a un emprendimiento con probabilidades altas de sobrevivir.
La visión holística se basa en tener una amplitud de análisis que le permita al emprendedor lograr ver sus acciones como parte de un plan general, que se ve afectado por las decisiones y acciones de otros, por lo cual, puede entender el funcionamiento de su idea dentro de un contexto mayor.
Por ejemplo, cuando un emprendedor piensa en un cuadro, no sólo ve la pieza y la pared que lo sostiene, sino el clavo, la luz, en la temperatura, en el vigilante, en la cámara de seguridad, e incluso, en el cordón que puede estar detrás del cuadro porque todo ello, forma parte del proceso y da un resultado de conjunto. Pero también significa, que esos factores no sólo deben ser tomados en cuenta, sino que incluso deben ser proporcionados y pagados, por lo cual, exhibir un cuadro es mucho más que colgar una pieza en la pared.
La visión holística se desarrolla con lectura constante, con el compartir y relacionarse con otros, para aprender de sus experiencias, e incluso, de juegos de estrategia como el ajedrez. En fin para tener una visión general e integradora, es necesario aprender a través de la experiencia de otros.
El liderazgo es la capacidad de tener seguidores por propia voluntad, que confían en la capacidad de este, para llegar u obtener metas que de manera individual ninguno podría tener.
Para lograrlo el líder debe poder desarrollar la denominada empatía (es decir identificarse con las necesidades de otros), constancia, capacidad de comunicación, y lograr dar el ejemplo por medio de la conducta, entre otros factores que permiten obtener y mantener un liderazgo.
No confundir con jefatura, que viene con el cargo. El líder tiene seguidores, que lo consideran el ideal para una área específica.
Un buen líder es capaz de dirigir un equipo de trabajo, pero un buen emprendedor, también debe ser capaz de trabajar en un grupo, aunque no sea el líder del mismo.
El trabajo en equipo significa tener capacidad para ceder responsabilidades, metas y méritos (o reconocimiento por logro), pero también de evaluar las competencias y habilidades de los otros.
También significa tener la habilidad para lograr que este grupo creado, pueda trabajar junto de la forma más idónea y ello, a veces implica eliminar o aumentar el tamaño y cambiar o mantener a los miembros del mismo.
No basta con visualizar las mejores acciones a tomar, hay que hacerlo, aceptando las consecuencias que derivan de estas, por ello, un emprendedor no sólo toma decisiones basado en un criterio desarrollado teniendo en cuenta un aspecto en particular, sino la totalidad de modificaciones que este cambio realiza.
Por ejemplo, si escoge viajar para vender a un cliente importante su propuesta, eso implica invertir parte del presupuesto, que no quedará para otras áreas, al igual que el tiempo en el cual no podrá dedicarlo a otros aspectos de la gerencia o dirección del proyecto. Igualmente, deberá decidir si va a crear material POP o basta con una propuesta más formal. O si el valor de dicho hipotético cliente es mayor que otro o si vale lo invertido o no.
Todo ello, forma parte de la ecuación de una toma de decisiones.
El saber analizar el contexto, hacerlo en un tiempo limitado y con alternativas abiertas, es parte del proceso que el emprendedor debe poder dominar.
Los tiempos malos, las decisiones erradas o la negativa de pago de un cliente, por no incluir accidentes laborales, apertura de procesos judiciales, e incluso, la aceptación del fracaso, entre otros aspectos negativos para un emprendimiento, son parte común del proceso de emprender, por ello, la capacidad de sobreponerse a estas calamidades, para continuar intentandolo es lo que se conoce como Resiliencia, competencia anímica muy necesaria para un emprendedor.
Igualmente, el hecho de sobrevivir pero mantener una visión positiva, es lo que permite no sólo aventurarse en otro emprendimiento, sino mantener uno activo, a pesar que el entorno y los resultados inmediatos no sean óptimos.
Por ello, ambas conjugadas hacen a un emprendedor con capacidad de mejora constante y experiencia en el arte de emprender.
Comparto unas reflexiones sobre el optimismo y su relevancia en la vida diaria del emprendedor: Frase del día.
Se entiende como “serendipidad” a la capacidad de obtener relaciones útiles de situaciones que parecieran dadas por el azar o la causalidad. Un ejemplo, la leyenda de la manzana y Newton, que a partir de un hecho fortuito y estar preparado para entenderlo, logró obtener la ley de gravedad, o la historia real del descubrimiento casual de la penicilina, a partir de la observación de los hongos dados por la falta de limpieza luego de unas vacaciones por parte de Fleming, pero dicha conclusión la obtuvo gracias a la preparación y búsqueda de bacterias.
El aprovechamiento de oportunidades casuales, sólo pueden hacerlo quien esté en la caza de estas y además preparado para ello, en caso contrario, puede pasar desapercibido o desaprovechado.
La capacidad de ver las oportunidades dadas por la causalidad y aprovecharlas (para ello hay que estar preparados, la pregunta no es cómo, es cuando, sería el lema de esta competencia), conocida como Serendipidad.
Un emprendedor debe poseer o adquirir habilidades gerenciales, lo que incluye la creación de métricas para la evaluación de un trabajo o esfuerzo, capacidad de planificación, el manejo de bases mínimas contables, la gestión orientada al cambio y al mejoramiento continuo, además de la capacidad de entender las gestiones relativas a las finanzas, las ventas, el mercadeo y las obligaciones legales de la actividad.
Esto se desarrolla con estudio del área o por medio de la contratación de personal gerencial experto.
Las diferencias de opiniones o incluso de visiones es algo común en la función emprendedora, a veces entre socios o gerentes, por lo cual, la imposición (nunca recomendada, pero posible hacerla desde una posición de jefatura) es normalmente dificultosa en una actividad emprendedora.
Por ello, poder persuadir, llegar a acuerdos de funcionamiento, pensar en las razones del otro, lograr tener un control de sus propias emociones y mantener una disposición a escuchar basado en el respeto, es la base de un funcionamiento grupal óptimo, por lo cual, la competencia de la negociación debe ser imprescindible para lograr trabajar en grupo y el emprendimiento, es un trabajo en equipo.
La ética es entendida como los aspectos morales o valores que mantiene una persona sobre lo bueno o malo, sobre lo permitido (o aceptable) y aquello que no lo es.
A nivel de emprendimientos y empresas, la posesión de todas las competencias menos esta última, puede permitir hacer negocios, pero difícilmente logre mantenerlos con el tiempo, ya que nadie desea hacer relaciones con alguien en el cual no se pueda confiar, o no se compartan valores comunes sobre lo que es correcto o no.
Por ello, antes de tratar de engañar o timar a otro empresario o emprendedor, trate de pensar que pasaría si fuera al revés y usted lo descubriera.
Recuerdo, no todos tienen los mismos valores, por lo cual, en su emprendimiento, se debe establece un código de prácticas aceptable y las inaceptables, o sobre los valores sobre las cuales se establecen y evalúan las demás acciones.
Sin duda, el desarrollo de estas 10 competencias bases para emprender, le dará un cuadro de ventajas competitivas a sus emprendimientos.