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Cómo crear tu propia suerte

Las personas más exitosas han fracasado muchas veces, pero cuando saben que no tienen nada que perder, se arriesgan y triunfan.

Soy una persona que ve hacia adelante, siempre en búsqueda de la siguiente gran aventura u oportunidad. A veces recuerdo cómo fue que llegué a ser así. Cuando lo hago, es difícil creer que las cosas salieron tan bien, a pesar de lo duro que trabajé para arruinarlo todo.

En repetidas ocasiones, las cosas salieron mal. He perdido trabajos donde pagaban muy bien, mi dinero en la bolsa y hasta a mi esposa. Si hay algo bueno que cualquiera puediera tener, dímelo y te aseguro que lo he perdido, pero al final de alguna manera las cosas salieron bien.

Hay una buena razón para eso. Suerte. No la de rodar los dados, si no la de “haz tu propia suerte”. Así es como las personas exitosas se roban siempre la victoria de las fauces de la derrota. Toman grandes riesgos y, cuando todo se va al abismo, se recuperan al hacer su propia suerte.

Se dice mucho que la suerte es lo que sucede cuando la preparación y la oportunidad se encuentran. Tal vez eso sea verdad para algunas personas, pero no para mí. Todas las grandes oportunidades que me han llegado ocurrieron después de que había echado todo a perder y no podría haberse puesto peor. Ahí fue cuando siempre me levanté para la ocasión y no estoy solo en eso.

Eso es por lo que, para mucha gente, la suerte es cuando la desesperación y la oportunidad se encuentran. Piensa en eso. ¿Qué tan abierto estás al tomar grandes riesgos cuando estás en la cima del mundo? ¿Qué tan receptivo eres para hacer algo loco y espantoso cuando tienes todo que perder?

La respuesta es: no mucho.

Al contrario, si sientes que tu supervivencia está en juego, ahí es cuando estarás más abierto a nuevas ideas. Cuando la derrota está viéndote a la cara y no lo puedes negar, ahí es cuando estás más receptivo al cambio. Cuando te sientes sin esperanzas ahí es cuando tienes la mentalidad de “intentaré lo que sea, no tengo nada que perder”.

Eso es por lo que los adictos llegan al fondo antes de recuperarse. Es por lo que la necesidad es la madre de la invención.

Por ejemplo, usualmente asociamos el inicio del nuevo milenio con el fin de la era del .com, cuando la mayor burbuja del mercado de valores en la historia estalló, destruyendo miles de millones de dólares en la riqueza de los inversores. Pero lo que salió de los escombros de la derrota de Silicon Valley fue una serie de innovaciones que llevaron a nada menos que una revolución tecnológica y cultural:

– Web 2.0: El internet como plataforma para las aplicaciones y contenido generados para el usuario.
– Redes sociales como Facebook y Twitter.
– Smartphones, tablets y celulares con internet.

Mientras que estas plataformas de conectividad social permitieron la revolución emprendedora moderna, fue sin lugar a dudas la crisis financiera de 2007, la Gran Recesión y recuperación de empleos, la que le dio velocidad al movimiento.

La vida ofrece dos caminos diferentes para cada uno de nosotros. El primero es el de menos resistencia: obtén un trabajo, preséntate, recoge tu pago, enjuga y repite. El segundo es el peligroso: toma riesgos, enfrenta numerosos retos, sufre derrotas terribles, levántate aún más fuerte que antes y alcanza el éxito.

Si eliges el segundo puedo decir una cosa por seguro, habrá tiempos de desesperación. Pero al contrario de lo que puedas pensar, esos no son los mejores momentos.

Cuando estás desesperado, cuando sientes que no tienes nada que perder, cuando estás más abierto a la oportunidad y a cambiar, ahí es cuando los grandes aventuras nacen.

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