Dependiendo de a quién le preguntes, el éxito significa diferentes cosas. Si me preguntaras a mí, diría que significa tener una carrera que revoluciona alrededor de mi vida real. Si, por el contrario, le preguntaras a mi gato, respondería que encontrar una forma de alcanzar, inmovilizar y destruir su propia cola. El primer paso para alcanzar el éxito generalmente es definir qué significa para ti.
Las probabilidades son que tu respuesta sea parecida a la mía. Pero, independientemente de cuál sea tu visión del éxito, las personas que quieren triunfar deben tener ciertos comportamientos. Los comparto:
Es realmente útil el tener pasión por tus propios objetivos, pero la pasión sin talento es como un auto sin un tanque lleno de combustible –no irá tan lejos como deseas. El libro The Element lo discute: no importa para qué eres bueno (ya sea para escribir, dibujar, programar o dar pláticas motivacionales), enfócate en esa área y desarróllate en ella. Todos tenemos un don, así que encuentra el tuyo y usa tu tiempo para mejorar en él.
La travesía para la grandiosidad en un área ha tomado el asiento trasero, dejando como protagonista al concepto de genio universal, o la habilidad de alcanzar la grandiosidad en varias áreas. Sin embargo, esto está destinado al fracaso. La razón es simple: nadie puede ser el mejor en todo.
Incluso en áreas relacionadas, es prácticamente imposible alcanzar el mismo nivel de éxito. Así que la travesía para el éxito para algunos puede ser así de simple: enfoca tu camino en una gran meta y recuerda que el maestro de muchas artes normalmente es de ninguna.
“Mantén tus opciones abiertas” parece un mantra de nuestros tiempos. Nuestra afinidad a mantenernos abiertos a las opciones desafortunadamente nos lleva a limitarnos, ya que pavimenta el camino a la mediocridad y no al éxito.
Al limitar tus opciones pones la apuesta alta y te fuerzas a dar tu mejor esfuerzo para alcanzar tu objetivo. Tener cierta seguridad es importante, por lo que vale la pena crear un plan de respaldo. Sin embargo, hacer un compromiso a un camino o meta te hará intentarlo más –y potencialmente a ser más exitoso en tus esfuerzos.
En el libro The 7 Habbits of Highly Effective People, Stephen Covey investigó sobre la diferencia entre una persona promedio y una extraordinaria. Descubrió que aquellas que eran capaces de lograr grandes cosas entendían la diferencia entre eficiencia y efectividad.
La mayoría de las personas están obsesionadas con la eficiencia, lo que las lleva a trabajar duro hacia metas que son vacías, simples o poco importantes. En la otra mano, la efectividad no se trata de cuánto haces en un cierto periodo de tiempo; sino en hacer cosas que importan. Enviar 100 emails puede ser eficiente, pero sólo es efectivo si ayudan a alcanzar una meta. Si no lo hacen, no los envíes.
Si mides 1.65 y eres lento probablemente debas renunciar a tu meta de ser un jugador de la NBA. Pero si tienes una meta que es alcanzable a través de un talento que tienes y de trabajo duro, no te des por vencido nunca. Cometerás errores y fracasarás. Pero sigue practicando, aprendiendo, aceptando el rechazo e intentándolo de nuevo.
La gran mayoría de las personas exitosas tuvieron grandes fracasos en algún punto de sus vidas: Walt Disney estuvo en la bancarrota, Benjamin Franklin dejó la escuela a los 10 años y Theodor Geisil (mejor conocido como Dr. Seuss) fue rechazado por 27 casas editoriales con su primer libro. Los éxitos vienen del trabajo duro y de la determinación. Nadie los logra gratis.