Dentro de la moda, el DIY es una costumbre que muchos de sus amantes practican, tanto para suplir a fuerza de creatividad lo que no hay en el mercado, o para abaratar costos y así obtener esos objetos de deseo inaccesibles que la industria de lo efímero nos ofrece.
Por esto, es común encontrar en fashion blogs entradas con los pasos a seguir para “customizar” con tachas esa campera de jean olvidada, o transformar en trendy a esos zapatos viejos que, por su diseño original, no forman parte de las tendencias del momento, por citar los ejemplos más frecuentes. Es que el reciclaje de ropa, accesorios y calzado, es un rasgo fundamental del Fashion DIY.
Además, existen sitios especialmente dedicados a compartir tips y procedimientos para realizar accesorios, prendas inspiradas en los diseños de marcas conocidas o desarrollar ideas nuevas, como lo hace Jenni Radosevich en I Spy DIY, uno de los blogs que más visitas recibe a diario.
También está PS. I Made This, que en cada post encontramos el fotomontaje con las colecciones y tendencias que son fuente de inspiración junto a otro con las instrucciones, gracias a la mente creativa de Erica Domesek. En cambio, Stripes & Sequins ofrece el punto de vista sobre moda de su autora, Grace Atwood, y sus ideas para hacer en casa.
Honestly…WTF tiene de todo, desde fotografías de coolhunting, diario de viajes de sus autoras Erica Chan Coffman y Lauren Colodny, hasta reviews de colecciones. Pero, por supuesto, sus contenidos sobre DIY son el fuerte del blog.
En cuanto a redes sociales, Pinterest es donde las imágenes de DIY proliferan como agua de manantial. Casi siempre se tratan de las fotografías con el resultado final, acompañadas por el link de algún blog que aloja todo el procedimiento, pero también podemos encontrar fotomontajes con los pasos a seguir. Sólo se necesita tipear las siglas en el buscador y listo, aparecen los “pins” referidos a ese tema.
Intrínsecamente relacionado con el DIY a la vez que diferente, encontramos al Maker Movement. Mucho más amplio en cuanto a producciones y alcances, este movimiento se centra en el intercambio colectivo de conocimientos y objetos, ya que incentiva la creación de emprendimientos con réditos económicos.
Se trata de una nueva forma de hacer negocios, que tiene al anticonsumo como principal bandera y a la creatividad como característica primordial. Al igual que el DIY, permite la asequibilidad de productos artesanales, hechos a mano, pero a diferencia de él, los emprendedores comparten técnicas y procedimientos de uso individual, sino para generar objetos nuevos que se puedan comercializar.
En las webs especializadas los makers hallan ferias virtuales para vender y comprar productos. La más prolífica es Etsy, un marketplace donde los usuarios pueden tener una tienda para vender sus creaciones. Cuenta con“800 mil vendedores y más de 12 millones de clientes en todo el mundo”, acorde a la revista argentina OhLaLa!.
En Latinoamérica, Ofelia Feliz es el espacio para productores independientes de Argentina, Brasil, Chile y Colombia, así como también Bixti. Y en España, Artesanio es la comunidad donde se puede encontrar todo hecho a mano.
También hay otros espacios donde construir conocimientos colectivamente, como foros y blogs, y revistas, siendo la más importante la Make Magazine. Fundada en 2005 por Dale Dougherty, esta publicación norteamericana es considerada como “el órgano central del Movimiento Maker”, según el sitio Economist. En ella se pueden encontrar proyectos con trabajos en metal, madera, electrónica, decoración y otras disciplinas, focalizándose en aquellos que incluyen materiales baratos.
Además, en tal revista, Cody Doctorow escribe una columna mensual. Este escritor y periodista canadiense es conocido por ser uno de los pioneros en este movimiento a partir de su novela Makers, la cual relata un futuro cercano en el que dos amigos capaces de crear aparatos y objetos con cualquier material, dan origen a una cultura creativa y un consecuente sistema económico.
Dicen los expertos, que las crisis económicas mundiales, especialmente la de 2008 en Estados Unidos y las sucesivas recesiones en los países europeos, incentivaron a que las personas encontrasen en elaborar sus propios objetos una alternativa para el ahorro y la diversión. Allí estarían los orígenes de estos movimientos, si bien vale recalcar que estas prácticas existieron desde siempre, aunque no de manera masiva como en la actualidad.
Del mismo modo, suponen el retorno a una costumbre de épocas anteriores, donde el avance de la tecnología digital todavía era paulatino, y las mujeres acostumbraban a confeccionar prendas o remendarlas, algunos hombres construían los muebles del hogar y “lo hecho a mano” era una práctica común dentro de las familias, principalmente a comienzos del siglo pasado.
Sin embargo, a medida que fueron transcurriendo las décadas, esta costumbre se fue disolviendo, a simple vista, por la incidencia de tres factores: el asentamiento de la industrialización en las naciones del mundo; la incorporación progresiva de la mujer al ámbito laboral, que deja poco tiempo para tareas de este tipo; y la intensidad de la vida posmoderna.
Sea como fuere, el Movimiento Maker y el DIY han llegado para quedarse. Gracias a la vasta plataforma que es Internet, aficionados y expertos encontraron el lugar perfecto para reunirse, socializar, compartir y fabricar. Más allá de sus pequeñas diferencias, ambos fenómenos coinciden en una premisa fundamental: no importa si seguís los pasos al pie de la letra o si te desvías del camino, lo importante es que lo hagas vos mismo.
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